El Bosque Seco de Coníferas

bosque de coníferas
Los bosques secos de coníferas son típicamente abiertos, con grandes espacios entre los árboles por donde la luz solar puede llegar al suelo y donde crecen hierbas y arbustos.

La mayoría de los bosques templados son de árboles de hoja ancha. Sin embargo, estos árboles requieren mucha agua debido a que pierden grandes cantidades de ella a través de sus hojas. En algunas áreas, el suelo es demasiado seco y arenoso para que los árboles de hoja ancha puedan crecer y las coníferas se adueñan de ellos. Lo mismo que en las coníferas de los bosques boreales más al norte, a través de sus agujas se evapora muy poca agua, por lo que requieren mucho menos humedad que los árboles deciduos.

La mayoría de las coníferas en estos bosques templados son pinos. Ellos tienen formas diferentes a las de las coníferas de los bosques boreales ya que no hay necesidad de crecer altos y con formas piramidales, para deshacerse de la nieve, en una región que es cálida la mayor parte del año, incluso en invierno. Los pinos también crecen en áreas que tienen suficiente humedad para que crezcan las hayas y otros árboles deciduos. ¿Qué impide que los árboles de hoja ancha dominen estas áreas? El fuego.

La corteza gruesa y en capas de un árbol jóven de Pino Ponderosa.

Los pinos dependen del fuego para crecer en áreas que, de otra manera, serían ocupados por los robles y encinas [Quercus spp.]. Los pinos tienen una corteza gruesa que no se quema fácilmente, protegiendo la madera que está debajo. Las yemas de sus tallos están rodeadas por masas espesas de agujas que arden a una temperatura baja que no daña a las yemas. Los árboles de hoja ancha no tienen estas defensas, e incluso un pequeño fuego los mata. Esto da como resultado que, en áreas con fuegos frecuentes y relativamente pequeños, los robles y similares no llegan a tener el tiempo necesario para llegar a tener el tamaño necesario para suplantar los pinos. Algunos pinos incluso requieren de fuego para liberar las semillas de sus cono.

Los bosques norteamericanos del pino de Jack (Pinus banksiana) dependen particularmente del fuego — sin él, los pinos de Jack serían sombreados y reemplazados por los abetos (Abies spp.), píceas (Picea spp.) y árboles similares. Sin embargo, las plántulas de estas otras especies mueren en los fuegos que ocurren más o menos cada 100 años (lo que no es mucho tiempo teniendo en cuenta la duración del ciclo vital de un árbol). Los pinos de Jack son completamente intolerantes a la sombra y no sobrevivirían si esos otros árboles llegaran a crecer mucho.

Los pinos son parcialmente responsables de que en estas áreas los fuegos sean frecuentes. Sus agujas secas se acumulan en el piso forestal y arden fácilmente. Sin embargo, los fuegos son relativamente pequeños debido a que suceden con relativa frecuencia por lo que no hay mucho combustible disponible luego de un incendio.

Cuando las personas impiden estos pequeños fuegos naturales, las agujas secas continúan acumulándose y, eventualmente, se inicia un enorme fuego, que arde por suficiente tiempo como para matar tanto a los árboles de hoja ancha como a los pinos tolerantes al fuego. En lugares donde ocurría un incendio más o menos cada 20 años, estos son extinguidos por los humanos, y las hayas (Fagus spp.) están empezando a ocupar dichos lugares. Los pinos no toleran la sombra y, sin fuegos, las hayas logran alcanzar el tamaño necesario para producir suficiente sombra y eliminar los pinos.

Los bosques secos de pinos son hábitats ideales para reptiles. Son comunes varias especies de lagartos lo que mismo que serpientes que no se encuentran en los bosques caducifolios más densos y húmedos. Lo mismo que en otros bosques, se puede observar ardillas moviéndose de un lugar a otro; ellas se alimentan de las nueces de las hayas que crecen entre los pinos. Esta fuente de alimento también atrae a muchas aves, incluyendo algunas especies de pájaros carpinteros.

Los pequeños fuegos comunes en estos bosques no representan un verdadero peligro para la mayoría de los animales. Las aves pueden alejarse volando, y los mamíferos normalmente pueden escapar o tomar refugio bajo tierra por un tiempo corto mientras el fuego pasa por encima de ellos. Sin embargo, los enormes fuegos que suceden luego de muchos años de supresión son mucho más peligrosos, no solamente para los animales que viven en el bosque sino también para los humanos que viven en las proximidades.


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