Las amenazas al bosque

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Es un hecho bien conocido que los bosques de todas partes se enfrentan en la actualidad a varios tipos de amenazas. Los bosques que todavía quedan cubren apenas una fracción del área cubierta por bosques apenas cien años atrás. Y la velocidad de destrucción está aumentando. Todo, desde los efectos directos y obvios como la excesiva actividad forestal hasta los efectos más sutiles del cambio climático, está amenazando la existencia de los últimos bosques naturales restantes.

Las amenazas a los bosques no son simples amenazas a los árboles. Cuando desaparecen los árboles también desaparece todo lo que dependa de ellos, desde hongos y microorganismos hasta tigres y buhos. Cada especie tiene sus requerimientos propios de hábitat y, por lo tanto, la conservación de solamente algunos ecosistemas forestales, que a veces son conservados porque no tienen utilidad para madera, no protege el hábitat de todas las especies forestales.

Cuando se corta un bosque y se siembran nuevos árboles, no se recupera la diversidad de animales. Una plantación de una o pocas clases de árboles no da soporte a tantas formas de vida como un bosque natural. Estas plantaciones no producirán mucha madera de la más alta calidad. Los árboles en los bosques naturales han estado creciendo durante cientos, y a veces miles, de años. Los árboles sembrados se cortan pocos años luego de haber sido plantados.

La siembra de árboles y su posterior corte, seguido por una nueva siembra y corte, en ciclos contínuos, puede degradar el suelo y el agua. Con frecuencia, el agua arrastra el suelo de las pendientes limpias, lo que hace que el área no sea apropiada para nuevos árboles y, al mismo tiempo, destruye las zonas ribereñas que se encuentran abajo. Las plantaciones también son más susceptibles a plagas y enfermedades. Es frecuente el uso de controles de plagas y de fertilizantes en las plantaciones, lo cual puede tener efectos no favorables sobre el suelo y el agua.

Mucha de la destrucción de los bosques causada por humanos es una consecuencia del sobrepoblamiento. En muchos lugares, hay demasiado personas tratando de vivir de recursos forestales muy reducidos. Se cortan los árboles no solamente por su madera y otros productos, sino que el terreno puede luego ser convertido en pastizales para el ganado y en campos agrícolas para alimentar un número creciente de personas. A medida que las ciudades se expanden, se eliminan los bosques para permitir la construcción de viviendas, centros comerciales.

Otras amenazas al bienestar de los bosques son más indirectas. En ciertas áreas, incluyendo gran parte de Europa y la región oriental de Estados Unidos y Canadá, los bosques están desapareciendo debido a la contaminación atmosférica. Esta contaminación se debe a la combustión de combustibles fósiles por vehículos — carros, camiones, autobuses — y en la industria. Una emisión bien conocida de estas fuentes es el dióxido de carbono (C02), un gas que contribuye al “calentamiento global”, pero los vehículos y la industria también producen otros gases, como el dióxido de azufre y el óxido nitroso, que producen lluvia ácida. Los depósitos ácidos pueden matar directamente los árboles cuando arrastran los nutrientes de ellos, resultando en la muerte de las hojas y agujas. Sin embargo, el principal daño es causado cuando el ácido llega al suelo y libera metales pesados venenosos, los cuales existen naturalmente pero, usualmente, son inacesibles. Al mismo tiempo que la lluvia ácida libera estos venenos, también disuelve y retira, por lavado, nutrientes vitales encontrados en el suelo.

Los mapas mundiales de vegetación muestran las localizaciones teóricas de los bosques: áreas que tienen clima apropiado para el desarrollo de bosques. Las diferencias entre estos mapas y la cubierta forestal real son, por lo tanto, el resultado de actividades humanas o desastres naturales, tales como fuegos (los cuales también pueden ser provocados por las personas). Pero debido a que no podemos estar seguros de la extensión real de la cubierta vegetal en el pasado, es difícil conseguir una medición exacta de la magnitud de la destrucción forestal.

Sabemos que los humanos han estado cortando los bosques desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, se ha encontrado evidencias de cortes en parcelas pequeñas desde hace 7 000 años en América Central; estimados recientes sugieren que por lo menos la mitad de los bosques tropicales que existían en ese tiempo han sido destruidos desde entonces.Los datos indican que han sido destruidos la mitad de los bosques que existían en los años 1950. Más de la mitad de la deforestación total en Brasil hasta el año 1978 ocurrió realmente entre los años 1975 y 1978.

Los humanos han estado destruyendo los bosques por siglos, pero la tasa de destrucción ha estado aumentando tan rápidamente que algunos bosques no durarán por mucho más tiempo. Algunas áreas, como en Sureste de Estados Unidos, que fueron cortadas hace un siglo se están recuperando gradualmente. Sin embargo, la mayor parte de los árboles de mejor madera desapareció y estos “nuevos” bosques del Sureste, que apenas están empezando a regenerarse, están siendo cortados de nuevo. También algunas áreas más remotas también están siendo explotadas intensamente, con frecuencia para abastecer el creciente mercado de astillas. Los bosques templados costeros de Chile, que presentan hasta más de 700 especies vegetales, están siendo explotados por esta razón. También los bosques remotos en Rusia están siendo cortados, principalmente para trozas. Aproximadamente una quinta parte de los bosques del mundo se encuentran en Rusia.

Los árboles también son amenazados por causas más “naturales”, como plagas y enfermedades. Sin embargo, las plagas y enfermedades han existido desde que ha habido bosques, y estos no han empezado a deteriorarse hasta que fueron amenazados por los humanos. Cuando se presentan en grandes cantidades, los insectos pueden matar a los árboles, muchas veces debido a que se comen las hojas. Las enfermedades pueden eliminar poblaciones completas de una especie arbórea. Por ejemplo, en los bosques del Este de Estados Unidos, todos los grandes árboles del castaño americano (Castanea dentata – Fagaceae) fueron muertos hasta sus raíces. Sin embargo, la marchitez que los mató no existe naturalmente en América del Norte; fue traida accidentalmente por humanos.

Eliminamos los bosques pero, incluso en las ciudades, todavía tratamos de mantener los árboles como decoración, ¡aún en los lugares menos esperados!

Algunas especies, cuando son sacadas de su hábitat natural e “introducidas” en un área nueva por humanos, pueden ser sorprendentemente destructivas. A veces, estas especies introducidas son tipos de yerbas o arbustos que fueron transportadas accidentalmente en forma de semilla y, luego de llegar a un nuevo hábitat, logran suplantar las especies nativas. Algunas especies de insectos son introducidas, a veces, accidentalmente; sin enemigos naturales, ellos se reproducen rápidamente hasta llegar a ser poblaciones casi epidémicas, comiendo grandes cantidades de hojas de los árboles y otras plantas. Cuando los mamíferos son introducidos, las poblaciones nativas de animales pueden sufrir grandemente. Esto ha sucedido repetidamente en pequeñas islas donde los humanos han traido intencionalmente alimentos conocidos y animales de compañía cuando se mudan a las islas. Muchos animales nativos de las islas evolucionaron sin depredadores importantes, y rápidamente fueron llevados hasta la extinción con la introducción de ganado. Los animales introducidos, como las cabras, también pueden producir extensos daños ya que se alimentan de todas las hierbas y plantas pequeñas, dejando el terreno desnudo y muy susceptible a la erosión.


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