La tala excesiva

Los humanos hemos cortado bosques durante miles de años, pero nunca tan extensamente como en la actualidad. Aún así, y con herramientas primitivas, las civilizaciones antiguas lograron destruir los bosques alrededor del Mar Mediterráneo. Más recientemente, la deforestación ha sucedido en Gran Bretaña y en Norte América. Ahora está ocurriendo la deforestación masiva en el Bosque Tropical Lluvioso del Amazonas. La gente ha cortado árboles para combustible (leña), para embarcaciones, para hacer espacio para la agricultura, y para obtener productos de madera para su venta.

La tala excesiva amenaza la salud del bosque de muchas maneras, y también amenaza el bienestar social y económico de los humanos, Las talas esparcidas, particularmente la tala total (=”tala rasa”), provoca la desfragmentación del bosque y conduce a la pérdida de biodiversidad. Otro resultado es la degradación del suelo, pero en algunas áreas los suelos pueden recuperarse luego de varios siglos mientras que la pérdida de diversidad genética es permanente.

Un tipo de bosque que ha sufrido de sobreexplotación es el de los bosques de Sequoia, en el oeste de Estados Unidos. Los árboles de Sequioa han sido usados por la gente durante cientos de años. Los nativos hacían canoas con la madera y usaban la corteza para techar sus viviendas. El corte comercial de las Sequioas empezó en los años de 1820. Para 1850, ya habían ocurrido muchos avances en la industria maderera, tales como la invención de la sierra movida con agua y la sierra circular.

Las Sequioas desaparecían de manera continua, primero a lo largo de la costa, y posteriormente en tierra dentro. De 1905 hasta 1929, se cortaba aproximadamente 500 millones de pies de madera cada año. El número se elevó a mil millones de pies de madera por año durante 1947-1958.

Ha disminuído la cantidad que se corta de Sequioa, pero no así la demanda por madera. Gran parte de los árboles que se cortan ahora para madera no son de bosques antiguos sino árboles de segundo crecimiento. Esto se debe a que se cortó la mayoría de los bosques antiguos, y la pequeña fracción que permanece está protegida.

La fragmentación del bosque, debido a la actividad maderera y a la construcción de caminos de acceso, significa un aumento en la proporción de “borde” del bosque en relación al interior del bosque. Este “borde”, menos protegido, está lejos de ser el hábitat ideal para la mayoría de las especies forestales. Es muy probable que sufra una creciente resequedad debido a la radiación solar y, en las regiones templadas, es más probable que la cubierta de nieve sea más espesa durante el invierno. Mientras más fragmentado sea el bosque, más difícil se le hace a algunas especies para moverse entre una zona y otra.

Donde las operaciones madereras comerciales depende de la “tala rasa”, los planes de “gestión” forestal significan que no habrá árboles viejos. Los cortos períodos de rotación para el corte de árboles significa que no habrá ramas rotas, ni troncos pudriéndose cubiertos de musgos y repletos de humedad, ni sucesión natural de especies luego de cualquier disturbio. En lugar de eso, los árboles serán cortados relativamente jóvenes, y los microclimas podrían estar alterados y habrá una reducción de los hongos micorrizas. En los bosques pluviales tropicales, el suelo puede ser demasiado pobre para poder desarrollar tales bosques durante miles de años luego de que se corten los árboles viejos.

Hay muchas alternativas a la silvicultura de “tala rasa” que no dañan los bosques tan severamente. El corte selectivo, tomando sólo ciertos árboles de un área en lugar de limpiarla completamente, es mucho más sostenible ecológicamente, siempre que se haga de manera que no dañe los árboles vecinos.

La “tala rasa” generalmente significa que un bosque debe ser reemplazado por un “monocultivo” plantado – una plantación de una especie de árbol, usualmente una especie valiosa en el momento. Es muy probable una pérdida de diversidad genética. Las plantaciones también pueden presentar el problema de arbustos densos y la tentación de usar pesticidas. Los árboles sembrados no puede desarrollar apropiadamente las raíces, y es muy probable que los insectos y las enfermedades se vean “atraídos” por los grupos uniformes de una sola especie. La plantación no tienen ninguna de la protección que ofrece la diversidad que se encuentra en un “descuidado” bosque de viejo crecimiento.

Mientras que las “talas rasas” son atractivas económicamente – ellas puede resultar muy baratas ya que se efectúan con pocos trabajadores y mucha maquinaria, para nuestra sociedad ellas pueden ser un caso de ganancias a corto plazo por penas a largo plazo. Cambiar bosques por plantaciones parece ser una gran apuesta, con una posible pérdida de alternativas económicas para el futuro. Los viejos árboles producen madera más fuerte con fibras más largas que los árboles jóvenes de plantaciones.

Los bosques dedicados a la silvicultura por “tala rasa” también eliminan las fuentes alternativas de ingresos, como el turismo por ejemplo.


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